
La argumentación se utiliza en una amplia variedad de textos, especialmente en los científicos, filosóficos, en el ensayo literario, en la oratoria política y judicial,
en los textos periodísticos de opinión y en algunos mensajes
publicitarios. En la lengua oral, además de aparecer con frecuencia en
la conversación cotidiana (aunque con poco rigor), es la forma dominante
en los debates, coloquios o mesas redondas.
Los textos argumentativos son aquellos en los que el emisor tiene como intención comunicativa prioritaria la de ofrecer su visión subjetiva sobre un determinado tema. En tanto que argumentar es, por definición, un procedimiento persuasivo,
aparte de toda la información que a través de estos textos se pueda
proporcionar (lo que implica que casi siempre haya también exposición), existe implícitamente en ellos también la intención de convencer al receptor acerca de lo que se está diciendo.
El texto argumentativo requiere dos partes fundamentales para conformarse:
- Una tesis inicial, que pretende demostrarse con argumentos o fundamentos;
- y una conclusión o síntesis que ya ha sido desarrollada.
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